A los 8 años:
Tiene ya una conciencia creciente de sí mismo como persona.
Habla de sí mismo con mayor libertad.
Tiene clara conciencia de su diferencia con los demás.
Aumentan sus contactos sociales, se interesa por las personas y lugares distantes en el tiempo y en el espacio.
Dos características destacadas son la nueva capacidad de apreciación de los demás y los desahogos constantes.
Se considera al niño de 9 años como:
Seguro de sí mismo e independiente, piensa y razona por sí mismo.
Posee un mayor dominio de sí mismo y es más digno de confianza.
Es consciente de sí mismo en cuanto a sus actividades, su propio cuerpo, su casa, la conducta de sus padres y hermanos.
Es excesivamente ambicioso en sus exigencias consigo mismo, quiere destacar y agradar a los demás. Eso a veces puede llevarle a subestimarse y perder la confianza en sí mismo y autocriticarse.
La propia individualidad y personalidad del niño de 9 años se hace claramente evidente y las diferencias de niño a niño se acrecientan. 